Juna Albert

El 15 de marzo del año 2000, con 37 años, tuve un accidente de esquí. Era un día laboral. El día era espléndido sobre las pistas francesas de Piau Engaly. Tan sólo unas horas antes, un día antes, estaba en medio de una gris y lluviosa Barcelona, bajo la luz artificial dentro de un edificio de oficinas. Recuerdo aún el cambio emocional súbito que supuso pasar el túnel de Bielsa. Lluvia al sur. Sol al norte. Cuantas veces después recurrí a esa imagen para darme cuenta de que sol y lluvia , metafóricamente hablando, dependen tan sólo de en qué parte de tu túnel personal decidas situarte…

Pero volvamos al aquí y ahora… Siguiendo con mi relato, sí, allí estaba yo ese 15 de marzo del año 2000. De pie sobre mis esquís encima del montículo longitudinal que separaba a todo lo largo las hondonadas de las dos pistas que se encontraban a cada uno de sus lados. Aún puedo visualizarme ahí, como una mota, en medio de la pendiente, sola, sin nadie a la vista a todo mi alrededor, disfrutando del pequeño descanso y de la visión de la inmensa llanura nevada que me circundaba. Cuando de golpe y porrazo me sentí caer sobre mis rodillas. Un esquiador había decidido que para cruzar desde la pista a mi izquierda a la pista a mi derecha, iba a hacerlo precisamente por mi paralelo aun y cuando el resto de paralelos estuviesen vacíos. Ese fue el inicio de mis cinco intervenciones sobre la rodilla izquierda. Y de mis descubrimientos hacia mi sincronización. Y, poco a poco, del descubrimiento de “la Sincronización”.

Descubrí, de entrada, que todo es posible por muy improbable que pueda parecernos.

Además, esa caída sobre mi misma, fue la metáfora de mi “caída” hacia dentro. Un dentro que había sentido siempre, pero del que había salido centrifugada por el modelo de pensamiento y vida occidental que, además de provocarnos stress, obstaculiza grandemente el que encontremos la coherencia y la sincronización con nosotros mismos y con el entorno.

Fui enormemente feliz cuando caí en la cuenta de que a partir de los descubrimientos de la física cuántica, el nuevo paradigma científico había encontrado una realidad común para la física, la psicología, la neurociencia y la filosofía oriental. Física y psicología, materia y mente: la armonía y la sincronización que nacen de saber vivir en la dinámica eterna y creadora de los complementarios, mal llamados opuestos en occidente.

Así que entré de lleno en el nuevo paradigma en el que lo que deseamos existe ya desde el mismo momento en el que empezamos a sentirlo y a agradecerlo.

Además, a nivel personal, eso me permitió vivir plenamente y sincronizadamente mis yo’s, que bajo el antiguo paradigma eran considerados opuestos y vividos por mi como una rareza: mi modo interno-escucha y mi modo externo-descubrimiento. A partir de entonces pude unir, sin vergüenza ni miedo, mis dos mayores pasiones, las personas y las relaciones con la innovación y la creatividad.

A ambas pasiones dediqué todo mi tiempo libre después de la caída de esquí. Las vacaciones, los fines de semana y cuantas horas podía durante los días laborables. Libros y formaciones, aprendizajes y experiencias en distintos ámbitos, fueron mis catálogos de vacaciones. Y así fue como viajé por toda la evolución que, desde la filosofía, la psicología, la PNL nacida a partir de la visión sistémica de la realidad, y pasando por la nueva biología y los últimos descubrimientos neurocientíficos, nos han llevado hasta las últimas teorías de la conciencia y la cognición humanas.

Pero aún y así, aunque más consciente, estaba viviendo aún dessincronizadamente. Porque no había descubierto todavía cómo sincronizar mi vida laboral con estos viajes apasionantes que llevaba a cabo fuera de ella. Así que mi cuerpo enfermó. Y claramente perdió su armonía.

La curación y la Sincronización sin vuelta atrás empezaron cuando tomé la decisión firme de seguir el camino que había dejado atrás nada más terminar mis primeros estudios, por miedo, por incapacidad de ver el gran plano de posibilidades infinitas, por….

O sea que abandoné mi puesto de trabajo fijo y bien remunerado y empecé a seguir, esta vez con un compromiso total, los pasos de la Sincronización.

Y aquí estoy, con un libro que de otro modo nunca hubiera escrito, con una sesión en Catalunya Radio en verano 2011, con mi Escuela de Sincronización rezumando proyectos, emprendiendo, y sobretodo, más viva, feliz y sincronizada que nunca.

Gracias a todos por escucharme y por querer seguir el camino hacia la Sincronización.

Juna Albert (Marina Pineda)

  • Master Coach PNL
  • Física por la Universidad de Barcelona
  • Autora del libro ¡Sincroniza tu Vida!, marzo 2012, Ediciones B, Grupo Z
  • Creadora de la Escuela de Sincronización y de Verbopedia
  • Divulgadora, conferenciante, consultora y formadora en neurociencias y en el nuevo paradigma científico-educativo-cultural
  • Profesora colaboradora en las Universidades de Lleida y Girona
  • Colaboradora con el físico y Ph David Peat en “The Pari Center for the New learning”