El economista Paul Romer inventó en 1990 una nueva teoría del crecimiento económico según la cual, las ideas son un recurso inagotable. Nos hacía notar la diferencia entre bienes e ideas del modo siguiente: Mientras la economía siempre se ha enraizado en la escasez y la carestía del mundo material, las ideas son bienes no rivales. Por eso, al contrario de lo que dicta la teoría económica aplicada a los bienes, para los cuales su consumo los disminuye o desgasta, las ideas tienden a ser más útiles (utilizando el término de utilidad económica, asociado al rendimiento) cuanto más populares son, es decir, que su consumo, lejos de desgastarlas, conduce a rendimientos crecientes y a nuevas innovaciones.
Existe, pues, una gran diferencia entre los objetos y las ideas. Como existe una gran diferencia entre lo objetivo y lo subjetivo, y existe una gran diferencia entre lo que somos capaces de percibir rápidamente y las profundidades tan distintas a las que llegamos a través de la intención y la conciencia.
Cuando las ideas se comparten, las posibilidades no se suman sino que se multiplican.
Cuando bajamos de lo que se ve a primera vista a lo que está en capas sucesivas, descubrimos nuestra pasión y nuestra regeneración continua.
¿Qué tal si juntas Ideas compartidas y en circulación, con, Pasión? ¿Quieres probar a imaginarlo?
#Escuela de Sincronización de Juna Albert, Consultoría, Coaching, Formación y Conferencias.